Una clase media de 313 millones de personas crea oportunidades en África

Por Peter Wonacott

JOHANNESBURGO—Un crecimiento económico sostenido en África ha creado por primera vez una amplia clase media, repartida por todo el continente y que ahora está a la par de la de mercados emergentes de mil millones de habitantes, como China e India.

El surgimiento de una clase media en el continente más pobre del planeta supone un hito importante para la economía global. En un momento en el que a Estados Unidos, Europa y Japón les cuesta crecer, África empieza a afianzarse como un consumidor de lo que otros países producen, en parte gracias a una población joven cada vez más flexible.

En los últimos 10 años, los consumidores de clase media de África se han expandido más de 60%, a 313 millones, según un nuevo informe del Grupo del Banco Africano de Desarrollo. La investigación, uno de los primeros intentos por documentar las características de la clase consumidora emergente de África, ilustra un mercado potencialmente gigantesco y atractivo para los inversionistas globales.

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En los últimos años, fabricantes de electrodomésticos, compañías de telecomunicaciones y minoristas han incursionado en este continente en busca de estos consumidores, que, si bien aún son relativamente pobres, ahora tienen dinero para gastar en sus billeteras, asegura Mthuli Ncube, economista jefe de la matriz del Banco Africano de Desarrollo.

"Están creando demanda y eso está impulsando el crecimiento", señala.

El año pasado, los 313 millones de personas del continente que conforman la clase media —aquellos que gastan entre US$2 y US$20 al día— representaban alrededor de 34% de la población. Esta cifra compite con China e India, según el estudio, que fue revisado por The Wall Street Journal. Hace una década, el número era de 196 millones.

La pobreza sigue siendo una característica predominante de África. En torno a 61% de sus habitantes viven con menos de US$2 dólares al día, calcula el banco. Aunque muchos están prolongando sus estudios y emigrando de las granjas a empleos mejor pagados en las ciudades, la creciente población de África ha impedido una reducción drástica de la pobreza. De hecho, el informe sugiere que 21% de los africanos gana sólo lo suficiente para gastar de US$2 a US$4 dólares al día, lo que deja a 180 millones de personas al amparo de vaivenes económicos que podrían arrastrarlos nuevamente por debajo del nivel de esta nueva clase media.

También persisten enormes disparidades económicas en África. El patrimonio neto de los 100.000 africanos más acaudalados, por ejemplo, representaba 60% del Producto Interno Bruto del continente, según el informe, en base a datos de 2008.

Aun así, la clase media emergente de África y la consiguiente demanda de los consumidores se consideran un motor económico cada vez más poderoso, que podría complementar la tradicional dependencia del continente de la produción y exportacion de productos agrícolas, energéticos y minerales.

Estos datos pintan una instantánea de un continente en evolución, gracias a mercados más abiertos y un cierto grado de estabilidad política. Nuevos empleos —factores clave en el crecimiento y urbanización de China e India— empiezan a fomentar la migración hacia las ciudades y los países africanos más ricos.

Las perspectivas del continente están atrayendo a algunos de los pesos pesados de los negocios.

Wal-Mart Stores Inc. ha acordado pagar unos US$2.400 millones por 51% de Massmart Holdings Ltd., de Sudáfrica, con planes de usar el minorista de descuento para su expansión en el continente. En Sudáfrica, Google Inc. y Microsoft Corp. colaboran en la financiación de emprendedores locales, con la esperanza de que eso beneficie sus propios negocios.

Sin embargo, tampoco pueden pasarse por alto los riesgos en África. Una serie de elecciones violentas en algunos de los mayores mercados del continente amenazan con revertir avances económicos incipientes para millones de africanos.

La violencia subraya la necesidad de asegurar que el crecimiento vaya acompañado de intentos por mejorar la administración y aumentar la transparencia oficial, dice Johannes Zutt, director del Banco Mundial para Kenia.

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